viernes, 1 de julio de 2011

QUERIDO AMIGO Pepe Isidro


Querido amigo:
Qué satisfacción tan grande siento al contarme entre los que forman parte de tu historia personal y sacerdotal. De tus veinticinco años de sacerdocio he compartido contigo los cinco que culminan en tus Bodas de Plata y que han sido para mí, como para todos los que hemos convivido contigo en el Ces Don Bosco, un auténtico regalo y una experiencia inolvidable.
Me gustaría decirte muchas cosas, pero sólo me viene a la mente y al corazón algo que resume todo y se expresa con una palabra muy significativa: ¡GRACIAS! ¡GRACIAS, ANTONIO, POR SER QUIEN ERES Y COMO ERES!
Siempre he admirado el carisma salesiano, pero en ti lo veo hecho realidad y encarnado plenamente en el "aquí" y el "ahora". He leído en este mismo blog algo parecido a que si Don Bosco "levantara la cabeza"…, Si Don Bosco levantara la cabeza, yo diría que se sentiría muy orgulloso de ver como su ideal no sólo no ha muerto sino que sigue vivo en personas que, como tú, amanecen cada día dispuestos a dar su vida por los demás, pero desde lo sencillo y cotidiano, desde la cercanía y la acogida, desde lo que no brilla ni aparece en las portadas...
Espero que podamos seguir compartiendo los años que Dios quiera como amigos, compañeros de fatigas y sacerdotes ilusionados en medio de un mundo, el de los jóvenes, al que merece la pena entregarse como tú lo haces en el día a día.
¡Muchísimas felicidades en tus Bodas de Plata sacerdotales, y que sigas siempre adelante!
¡¡¡Te doy un fuerte, fuerte, fuerte abrazo de esos que tú sabes!!!
Pepe Isidro

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