COMO SIEMPRE...


(adaptación poema de Mario Benedetti)

Aunque hoy cumplas 
trescientos meses
la matusalenica edad no se te nota cuando
en el instante que vencen los crueles
entras a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volas gaviotamente sobre las fobias
o desarbolas los nudosos rencores.
Buena edad para cambiar estatutos y horóscopos
para que tu manantial mane amor sin miseria
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estas lindo
y estés lindo.

Casi no vale la pena desearte júbilos
y lealtades
ya que te van a rodear como ángeles o veleros.

Es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines
y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros
y los cachorros extraviados
y los bichitos de San Antonio
y las cajas de fosforo
te consideren una de los suyos
de modo que desearte feliz cumpleaños
podría ser injusto con tus felices
cumpledías.

Acordarte de esa ley de tu vida
si hace algún tiempo fuiste desgraciada
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza.

De todos modos para vos no es novedad
que el mundo y “nosotros”
te queremos de veras
pero “nosotros” siempre un poquito mas que el mundo.